¿Aceptas o sufres?

¿ACEPTAS O SUFRES?

El viaje más importante, más largo e intenso que todos haremos en esta vida es el viaje hacia nuestro interior. Encontrar nuestra propia verdad, conectar con nuestro ser y buscar nuestra felicidad. 

“Lo normal y correcto es ser tú mismo, lo anormal e incorrecto es que dejes de ser tú mismo, con miedo a no ser aceptado. Dejar de ser tú mismo perjudica seriamente a tu salud física y mental” 

(Palabras de Curro Cañete). 

¿Tienes la sensación que la vida en general es como una lucha continua? 

¿Cómo un pozo sin fondo? 

Los ideales son obstáculos para encontrar la paz interior y la plena satisfacción de la vida. La clave es dejar de luchar y aceptar la realidad tal cual es y es cuando estamos listos para vivir una nueva realidad, porque la anterior nada puede enseñarnos. Cuando aceptamos aparece una nueva vida porque la antigua realidad ya no la necesitas. 

¿Sufres, luchas o estás en paz? 

¿Qué es lo que no estás aceptando? 

¿Por qué la aceptologia es una ciencia? 

Aceptologia es una nueva ciencia que, cuando estamos listos para comprenderla, permite cumplir el propósito general que tienen todos los seres humanos para encontrar plena satisfacción en sus vidas. Aceptologia, como ciencia, es el complemento de la sabiduría, porque, así como la sabiduría permite reconocer el orden del universo, la aceptologia permite seguirlo, entre las dos nacen la maestría, siendo esta la habilidad de vivir de acuerdo con la ley del universo, de respetar la experiencia de todo ser viviente y de no entrar en conflicto con ninguno de ellos. 

Cuando aceptas, creas una nueva comprensión de una nueva situación y esta te lleva a una realidad distinta. 

Esta realidad aparece cuando aceptamos una nueva situación y la comprendemos. 

Este nuevo estado de comprensión no provoca que la antigua realidad haya desaparecido, ya que la realidad sigue existiendo para aquellos que aún no la han comprendido. Aceptar la realidad rompe el hecho del sufrimiento y libera la energía de la acción, la cual genera una nueva realidad. 

La realidad externa nunca cambia porque obedece a la correspondencia con el interior del individuo que la vive. Solo cuando este cambia su interior genera una nueva realidad en él. 

¿Te cuesta aceptar? 

¿Te enfadas a menudo? 

¿Sufres y luchas, o buscas la paz en tu día a día? 

Podríamos decir que hay tres tipos de aceptación: 

1.— Aceptación de uno mismo tal y como somos. Es la más importante porque si no la aceptamos difícilmente podemos estar en paz con nosotros y con el mundo que nos rodea. Aceptarse a uno mismo, supone aceptarse con tus luces y sombras. 

Pero ahora toca comprender que la vida es como un espejo que te pone delante de lo que tú no quieres aceptar. Por eso muchas veces cuando no nos gusta algo de los demás es porque no estás aceptando algo de ti mismo. Cuando no aceptas luchas y te enfadas, lo que te enfada, te domina. 

Cuando más cerrada tengas la mente, más te enfadarás y cuando más te enfades, también es señal de que menos te quieres y de que tu autoestima es muy baja. 

2.— Aceptar las personas que forman parte de tu vida tal y como son es una gran labor, porque tú no puedes cambiarlos, solo podemos enseñar con tu ejemplo de vida. “Nadie puede hacerte sentir mal si te sientes bien contigo mismo” 

3.— Aceptar aquello que llega a nuestra vida y que no entendemos. Este proceso no es sencillo, de hecho, es como un duelo, hay que experimentar todas sus fases como la negación, la impotencia, la ira, la rabia, la tristeza, el dolor, etc. 

Cuando llega un hecho exterior a nuestra vida que no podemos controlar, dicen que el diez por ciento es lo que no podemos gestionar y el noventa por ciento sí es lo que podemos transformar gracias a tener una buena actitud positiva y valiente. 

En definitiva, ¿aceptas o sufres?

Y si quieres vivir la nueva realidad que llega a tu vida desde la paz, el primer paso es la aceptación, porque si no hay aceptación no hay transformación, depende exclusivamente de ti. 

¡RECUERDA! JUNTOS EXPANDIENDO AMOR DESDE NUESTRO PROPIO CORAZÓN. 

La paz, el amor y la gratitud comienzan por uno mismo. 

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

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