Nuestras mascotas nos ayudan a superar situaciones

¿Sabías que nuestros animales de compañía nos pueden ayudar en procesos de duelo, enfermedad o depresión?

Las mascotas, sobre todo perros y gatos, tienen la capacidad de empatizar con las personas que les rodean y detectar el estado de ánimo de aquellas con quienes conviven.

Ellas pueden percibir la necesidad que sus dueños tienen de ellos y magnifican los gestos de cariño.

Los animales de compañía son conocidos por su amor incondicional, su apoyo emocional y por ser excelentes compañeros de viaje. De hecho se dice que “los animales tienen alma y sentimientos” y son unos compañeros perfectos, tanto en la tierra como en el cielo. Los animales son ángeles que nos acompañan en nuestra vida física y nos ayudan a mantener el corazón abierto cuando nos cuesta sentir amor por los demás o por nosotros mismos.

En momentos de dolor por causa de una pérdida o por una enfermedad, ellos parecen saber instintivamente como responder hacia nosotros, permaneciendo a nuestro lado con paciencia, atentos y demostrando su gran amor incondicional.

Son increíbles sus miradas, como te observan y están atentos a tus necesidades y sientes como te ofrecen su amor y cariño. Este sentimiento hace que el corazón se vaya expandiendo sintiendo en lo más profundo una gran gratitud hacia ellos. Y así, poco a poco, vas sanando este dolor tan intenso.

Hoy os quiero compartir mi experiencia personal de acompañamiento que recibí de parte de la perrita de mi hijo cuando él murió.

Ella me enseñó a leer en sus ojos, con ella aprendí que no hacen falta las palabras y que el amor va mucho más allá de todo lo conocido, ellos son puro amor.

Ella estuvo allí, sintiéndolo, buscaba mi contacto. Me miraba con ojos tiernos y bondadosos y lo más bonito es que no me pedía nada a cambio. Nada de nada. Si yo no le daba de comer, no pasaba nada, si yo no la sacaba a pasear, no pasaba nada. Se sentaba a mi lado y compartía mi estado de ánimo, esperando pacientemente que llegara el momento en que yo reaccionara y recordara que ella estaba allí y que tenía sus necesidades.

Explico todo esto porque durante dos años fue mi compañera fiel y me regaló toda la paciencia del mundo.

A medida que pasaban los días, sin darme cuenta, Nina se convirtió en mi motor. Por la mañana venía a buscarme a mi habitación, se ponía a mi lado, me tocaba con la patita y me miraba como queriendo decir: “¡Va levántate, que ha empezado un nuevo día!”.

La miraba y entendía que ella quería salir, puede parecer una tontería, pero no lo era. Entonces me levantaba y la llevaba a pasear por el lago. Nina conseguía que saliera a la calle, que me rodeara de naturaleza, que respirara el aire fresco, que contemplara el sol, y que empezara a socializarme. Gracias a esto, recuperaba un poco de energía para continuar. En aquella época, Nina y yo compartimos infinidad de momentos en los cuales me demostró su amor incondicional.

Al terminar los dos primeros años de mi duelo, que para mí fueron los más duros e intensos, ella decidió marchar de este plano. Mi alma supo perfectamente que había llegado el momento de separarnos de este plano y en mi corazón sentí una inmensa gratitud por su acompañamiento.

Realmente es increíble sentir como te vas sanando a través del amor.

Actualmente hay estudios científicos donde se avala que los animales de compañía nos ayudan a aliviar los sentimientos de tristeza, estados de depresión y aislamiento social.

Ellos se convierten en un acompañamiento incondicional y nos ayudan a aumentar nuestra autoestima.

Para finalizar este artículo y como acto de amor hacia ellos, deciros que las mascotas realizan también su propio duelo y por este motivo necesitan atención, apoyo y nuestro cariño.

Gracias, gracias, gracias.

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