Aquí y ahora yo construyo mi templo piedra a piedra
En este momento de mi vida tomo consciencia de que solo yo puedo construir piedra a piedra mi templo.
Todos estamos influenciados por los estímulos externos e internos y por todo lo que hemos interiorizado a lo largo de nuestra larga vida. Hemos estado nutriéndonos a través de diferentes aprendizajes y experiencias.
Las podemos llamar creencias, programas o memorias. Todas ellas han creado nuestra realidad y nuestro destino sin darnos cuenta de que no es la verdad absoluta, sino simplemente nuestra propia verdad, porque así lo aprendimos de la sociedad, de nuestros padres, familiares, maestros, amigos, etc.
No hemos sido conscientes que hemos vivido la historia de otros, construyendo nuestro propio templo en un terreno inestable y en donde sus hermosas piedras no se pueden mantener en equilibrio, les cuestan encajar y encontrar su lugar, sus tuberías están estropeadas y obstruidas provocando reventones o pérdidas de agua sin cesar y a demás te tienes que conformar con pequeñas velas para iluminar tu hogar, porque no llega la luz verdadera que lo tiene que alumbrar.
Durante el día sus ventanas y persianas están cerradas sin dejar pasar los rayos del sol. De noche el sistema lumínico no funciona. Por mucho que intentes día tras día encender sus interruptores, estos no te dan la luz que necesitas para iluminar tus bonitas estancias. Es igual el profesional que venga a arreglar todos estos desperfectos y desequilibrios, porque nunca encuentra la avería que provoca tanta inestabilidad a este edificio, lamentando que cada vez está más deteriorado a pesar de su gran belleza externa e interna.
Llegado este momento me gustaría hacerte una reflexión:
¿Cuántas veces has recibido enseñanzas transformadoras a través de diferentes talleres, videos, maestros, lecturas, etc. y a pesar de todo el conocimiento adquirido, no has puesto acción inspirada y continuada a tu realidad, dejando tu vida en manos del destino y deseando que sea otra persona quien ponga orden a tu templo y arregle sus averías internas?
¿Cuántas veces has dado tu poder a fuera, juzgando y criticando la incapacidad de estos profesionales por no encontrar solución a tus problemas, desarreglos y necesidades?
Cuantas veces te has preguntado:
¿Esto es la vida?
¿Por qué a mí?
¿Por qué me toca vivir la experiencia de la enfermedad o la muerte?
¿Cuántas veces te has sentido diferente a los demás?
¿Cuántas veces te has comparado con los demás?
¿Cuántas veces no te has valorado, respetado, ni amado?
¿Cuántas veces has dejado de agradecer todo lo que tienes?
¿Cuántas veces has llorado en silencio y te has sentido solo o sola?
¿Cuántas veces en tus noches oscuras has deseado la muerte?
Hay tantas preguntas que nos hemos hecho y nos hacemos sin recibir respuesta. Nos hemos acostumbrado a vivir una vida vivida a base de tropezones y aprendiendo a través de ostias Divinas que nos llegan a nuestras realidades sin saber el porqué.
Es igual la edad que tengas, quizás tienes la suerte de ser muy joven y tienes la fortuna de darte cuenta de que las respuestas o el sentido de todo ello es muy profundo y va más allá de nuestro entendimiento.
Desde mi conocimiento actual te puedo aportar, si tú quieres, que tu mirada para encontrar tus respuestas no es hacia fuera, sino hacia dentro.
Que la brújula de tu existencia es tu corazón y que cuanto más pronto puedas empezar a reconstruir tu templo, más pronto podrás gozar de la plenitud y de los regalos que el Universo o la Divinidad tienen preparado para ti.
Que todas las respuestas están en el silencio, en tu mirada interna, dentro de tu alma y conectando con la Divinidad que ya eres.
YO estoy a punto de cumplir 64 años y hoy mi corazón llora de alegría por este darme cuenta de que yo puedo construir mi templo piedra a piedra, que solo yo puedo ser consciente de que mis tuberías están obstruidas y necesitan ser arregladas para que el agua divina llegue a todos los rincones de mi hogar para aportarme bienestar y comodidad.
Solo yo con mi silencio, con mis preguntas y con mi propósito diario puedo ir conectando habitación tras habitación con la luz que ilumine cada estancia a través de la conexión Divina que también reside en mi interior.
Hoy soy consciente que cada vez que respiro me conecto con mi alma y la Divinidad me regala un soplo de vida más y esperanza para continuar mi caminar por esta bella existencia.
Ella me recuerda a cada instante el SER Divino y perfecto que soy, que he sido creada a imagen y semejanza de la Divinidad, que tengo libre albedrío para decidir como quiero experimentar mi vida a pesar de todo lo vivido y experimentado en mi pasado, que nunca es tarde para empezar a reconstruir este maravilloso templo, que es igual si eres hombre o mujer, si eres joven o viejo, es igual tu condición social, tu raza, tus creencias religiosas, nada importa.
Tú tienes un pasado, yo tengo un pasado, y todos tenemos un pasado, todos ya hemos escrito nuestra propia historia, sin embargo, todos tenemos el poder de empezar de nuevo y escribir nuestro futuro, manifestando como nos gustaría que fuera y agradeciéndolo como si ya todo estuviera cumplido, desde nuestro presente que es lo único que realmente existe en este momento.
Aquí y ahora a través de nuestras acciones valientes y continuadas podemos levantar paso a paso, piedra a piedra nuestro nuevo templo reconstruyéndolo con nuevos valores de alta vibración para que a través de su luz ilumine nuestro corazón, que su belleza sea espejo y ejemplo para todas las personas que pasen por su alrededor y así puedan alimentar sus almas con el resplandor que sus ojos son capaces de percibir y transmitir a sus corazones.
Sintiendo confianza y fe en nosotros mismos renaceremos como un templo estable, equilibrado, firme, elegante y de exquisita belleza que mire hacia el sol todos los días, que dé gracias por el nuevo día, que se sienta afortunado del espacio y tiempo que ocupa en esta existencia, que se conecte todos los días con la luz Divina de Dios para así decir adiós al pasado con AMOR y GRATITUD sintonizando con la energía Universal con, humildad, compasión, bondad, abundancia, amor y mucha gratitud.
¡VAMOS!
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS
¡RECUERDA!
La paz, el amor y la gratitud empiezan en tu propio corazón.